El Manchester United está de regreso. Y volvió a lo grande, como un equipo grande debe hacerlo. Ganó 7-1 en el global, anotando tres goles de local para encaminar la vuelta a Champions, y otros cuatro en Bélgica para liquidar la serie y pasar por encima a un rival que presentó debilidades en todas las zonas. Son los partidos que hay que ganar, donde debe mostrarse la jerarquía, había que asumir la presión, no se podía fallar, no tenía cabida la posibilidad de no jugar la Copa de Campeones este año. El equipo cumplió.
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Foto: @MUnitedEs |
El principal cazador de brujas fue el capitán del barco que dirige tácticamente Louis van Gaal. Wayne Rooney tuvo otra noche mágica de Champions League, como aquella ante Fenerbahce en Old Trafford en la que también marcó un hat-trick. Rooney es especial. Con 18 años y haciendo su debut, o con 29 y siendo el abanderado del equipo, siempre le sobró presencia, calidad y personalidad para hacerse sentir en una cancha.
También se caracteriza por acallar las críticas, es un especialista en silenciar las voces que esperan una baja en su rendimiento para liquidarlo. Él, sin embargo, demuestra que no se reduce a ese nivel, porque además de talentoso, es un artista. No era suficiente hacer un gol para enmudecer los comentarios que señalaban su poca participación en la elaboración del juego, las contadas situaciones de gol que tenía, los escasos remates al arco que había ensayado. Un doblete no era suficiente. Él tiene que hacer tres para demostrar, como si hiciera falta, que está más vigente que nunca.
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Foto: vía Daily Mail |
A los goleadores hay que esperarlos a veces, es así. Pero nunca se los puede subestimar, mucho menos cuando se sabe de lo que son capaces de hacer. Tal vez haya calculado el momento justo para destaparse. Luego del partido ante Newcastle, en los medios ingleses se dijo que no tenía confianza y estaba perdido en esa posición, tan aislado de sus compañeros. Se hicieron cálculos y especulaciones sobre la cantidad de minutos que llevaba sin convertir. Y lo lograron, una vez más, despertaron a la bestia. Lo provocaron y reaccionó.
Rooney nunca dudó de sí mismo: "Como delantero, siempre quiero anotar. Conozco mis cualidades y lo que puedo aportar al equipo. Por suerte, anoté las ocasiones que tuve pero no estaba preocupado", declaró con la humildad que tienen los grandes. Tuvo la claridad para desmarcarse y picarla ante la salida del arquero, la tranquilidad para empujar la pelota hacia la red para ampliar la diferencia, y la inteligencia para elegir el poste más lejano para marcar el tercero y llevarse el balón. Empleó distintas caras que forman parte de su repertorio.
Está a 17 goles de superar a Bobby Charlton y ser el goleador histórico del club, sólo a seis de pasar a Denis Law en el segundo puesto. Es el capitán. Es el líder reconocido por los compañeros. Es el que tiene la valentía de hacerse cargo de situaciones límites, y también el generoso que cede la ejecución de un penal sabiendo que él ya tuvo lo suyo. Manchester United y Wayne Rooney volvieron a lo grande.
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