Análisis táctico: Pudo ser peor

Manchester United salió a jugar en Anfield Road como si fuera un partido más. No pareció ni un clásico ni un duelo de eliminación en una competencia internacional. Jurgen Klopp dejó en evidencia que Louis van Gaal nunca ha logrado encontrar una idea de juego: el entrenador alemán lleva menos de un año en la conducción de Liverpool, pero superó de principio a fin a un débil United.



Van Gaal incluyó a Rashford por la banda derecha, dejando el centro del ataque a la velocidad de Martial, que se presumía, por velocidad podía lastimar a una dupla de centrales compuesta por Lovren y Sakho. No obstante, Liverpool siempre fue quien tomó la iniciativa. Manchester se replegó en su campo, y los locales comenzaron a jugar en campo rival, con sus defensores centrales avanzando con pelota dominada, ya que la presión del United no comenzó ni siquiera una vez que llegaban a mitad de cancha. El jugar tan cerca de su área, trajo consecuencias para los "Red Devils": tras un pase en profundidad hacia la banda derecha, Depay tuvo que cerrar al lateral Clyne, cuando en realidad, debería ser al revés. No pareció infracción, pero el árbitro compró la caída y Sturridge, con suspenso, venció a De Gea para poner el 1-0. Tampoco el estar en desventaja despertó al Unietd, que cuando intentó presionar lo hizo con muchísimos errores: de forma individual, desordenada y descompensada. La defensa no adelantaba metros y el espacio con el mediocampo era bien aprovechado por los jugadores ofensivos del Liverpool, que jugaron un partidazo. La movilidad de Coutinho, Lallana, Firmino y Sturridge fue brillante y constante. Así los espacios se creaban y siempre daban lugar a la subida de los laterales o la inserción en la jugada de los mediocentros más retrasados, Emre Can y Henderson.

La pelota siempre fue de Liverpool. En un momento de aquel primer tiempo, la posesión llegó a ser hasta un 73% a favor de los locales. Fellaini no aportó ni en defensa ni en ataque, Martial estuvo desconectado del resto de sus compañeros, y tampoco Mata y Depay estuvieron precisos. De Gea se vistió de héroe con tres grandes atajadas y gracias a él, Manchester United se iba al descanso aún en partido. Van Gaal echó mano incluyendo a Carrick en lugar de un incómodo Rashford. Se formó una línea de tres centrales, con el experimentado referente como líbero, Smalling-Rojo como stoppers y Varela-Blind como una especie de carrileros. Se mejoró con la salida del balón, logrando mayor amplitud y superioridad numérica en su propio campo. Pero a la hora de cruzar la mitad de cancha, los problemas continuaron. Fellaini, Mata y Depay estuvieron más que imprecisos. Martial al menos lo intentó, pero tampoco tomó buenas decisiones. Se pudo observar que con el nuevo esquema, la responsabilidad ofensiva de Fellaini aumentó, ya que se desprendía del mediocampo con mayor frecuencia en busca de llegar al área. Rapidamente, Klopp movió sus fichas y reforzó el mediocampo con el ingreso de Allen. Sturridge, el más avanzado pero de menos intervenciones, fue quien salió de la cancha. Y así Liverpool volvió a lograr superioridad en todos los lugares de la cancha. Fútbolística, anímica y físicamente, Manchester United se vio superado. Un rápido ataque que terminó con un error en el despeje de Carrick, posibilitó que Lallana -quizás figura de la cancha- asista a Firmino en el 2-0. Aquel sería el resultado final, y tampoco trajo nuevos cambios en la dinámica del partido. Liverpool no logró una goleada sólo por el gran trabajo de De Gea, y más allá de errores de Van Gaal, la falta de compromiso y de precisión en la mayoría de jugadores, es preocupante. Habrá que mejorar mucho en busca de variantes que permitan al Manchester United lograr una remontada en Old Trafford. Al fin y al cabo, la serie está abierta. 



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