4 de agosto de 1985, la fecha en la que nació uno de los jugadores que al llegar a Manchester United cambió la historia del club, la de su familia y la de su país. El día de hoy, Antonio Valencia celebra su cumpleaños número 32 y nosotros lo celebramos con un repaso su vida.
Antonio nació y creció en un poblado del este de Ecuador que se distingue por el calor de la selva. Las calles de Nueva Loja fueron las primeras canchas que Valencia pisó y en el Estadio Carlos Vernaza forjó sus sueños de ser futbolista. En aquel entonces el fútbol no era una prioridad, Antonio se preocupaba por recolectar botellas para su padre y ayudar a su madre a vender bebidas en el estadio; como en muchos hogares de América Latina, en la casa de la familia Valencia Mosquera, el dinero no sobraba, pero siempre tuvieron comida en la mesa y los siete hijos del matrimonio contaron con el cariño y apoyo incondicional de sus padres.
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En 1999, Antonio dio sus primeros pasos por la segunda división del fútbol ecuatoriano y en ese año recibió una invitación para entrenar en las canchas de la Federación Deportiva. En aquel entonces, el jugador pesaba poco más de 60 kilos, era alto y delgado, pero nunca le huía al roce con jugadores más musculosos que él y a pesar de que las instalaciones en las que entrenaba no eran las mejores, Toño se dedicó a trabajar y de a poco fue puliendo su juego.
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Cuando cumplió 16 años, Valencia tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles de su vida: dejar su hogar para perseguir su sueño de ser futbolista profesional. Antonio sabía que si se mudaba a Quito, tendría la oportunidad de llegar a la primera división y que ese era el momento ideal para hacerlo porque a lo largo del país había visores que estaban a la búsqueda de la generación dorada de Ecuador. Toño no lo dudó y sin decirle a su padre se marchó de casa.
El sacrificio fue grande, los primeros meses fueron muy duros para el niño que había crecido en el barrio de Lago Agrio, pero en ningún momento pensó en darse por vencido. Todo lo contrario, Antonio Valencia demostró de que estaba hecho y firmó un contrato para formar parte del equipo sub-16 de El Nacional. La categoría era relativa pues tan pronto lo vieron, lo pasaron a la sub-20. A Valencia nunca le pesó jugar contra muchachos más grandes que él y esto lo podemos comprobar con un informe estadístico de su ex-equipo, que muestra que en 23 partidos, Toño marcó 17 goles y fue amonestado en ocho ocasiones.
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En 2003 junto a su amigo del alma, Christian Benitez, Toño Valencia dio el salto a la primera división de Ecuador y el fútbol que desplegó durante su estancia en El Nacional, lo llevó a disputar el Mundial de Alemania 2006.
La selección ecuatoriana no fue protagonista en esa Copa del Mundo, pero Valencia brilló con luz propia y al ser nominado al Premio de la FIFA al Mejor Jugador Joven, llamó la atención del Villarreal, equipo que lo llevó a Europa.
Su paso por la escuadra española no fue el mejor, nunca le dieron la oportunidad de mostarse, pero le permitieron salir en cesión para no frenar su progreso. Una de las cesiones lo llevó al Recreativo de Huelva, equipo de la segunda división de España; durante su estancia con este club, Toño captó la atención de la gente del Wigan Atlethic, el club inglés se hizo de la ficha del volante ecuatoriano, lo dejaron brillar y tras pasar tres años con ellos demostró que era un jugador diferente, tan diferente y especial que el Manchester United no dudó en pagar 26 millones de dólares para vestirlo de rojo.
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Su paso por la escuadra española no fue el mejor, nunca le dieron la oportunidad de mostarse, pero le permitieron salir en cesión para no frenar su progreso. Una de las cesiones lo llevó al Recreativo de Huelva, equipo de la segunda división de España; durante su estancia con este club, Toño captó la atención de la gente del Wigan Atlethic, el club inglés se hizo de la ficha del volante ecuatoriano, lo dejaron brillar y tras pasar tres años con ellos demostró que era un jugador diferente, tan diferente y especial que el Manchester United no dudó en pagar 26 millones de dólares para vestirlo de rojo.
En un periodo de 10 años, Antonio Valencia pasó de entrenar en una cancha que se encharcaba cada vez que llovía a hacerlo en las instalaciones del equipo más grande del mundo. El contrato que firmó con los Red Devils le permitió remodelar la casa de sus padres, comprar una finca a las afueras de Quito para que su hermana se mudara y pudiera estudiar la universidad. Ese contrato cambió la vida de Antonio, de su familia y a la par marcó un antes y después en el fútbol de su país.
Antonio Valencia es un pionero en el fútbol ecuatoriano, su traspaso al United ha sido el más importante para un jugador de Ecuador y sus logros en Old Trafford lo ponen como referente.
En su primera campaña bajo las órdenes de Sir Alex Ferguson, Valencia ganó la Copa de la Liga y tuvo un saldo de cinco goles y siete asistencias en la Premier League. Bastó con año para que el volante ecuatoriano sorprendiera a propios y extraños con la explosión de velocidad que tenía al correr por la banda derecha que, sumada a su poderío físico, lo convertían en una pesadilla para las defensas rivales.
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El 2010 pintaba para ser una temporada aún mejor para él, pero en septiembre, Valencia recibió su primer revés como Red Devil. El United disputaba un partido de fase de grupos de la Champions League, el rival en turno eran los Rangers de Escocia; Toño hizo lo de siempre, tomó la banda derecha a velocidad, trató de burlar al rival, pero de repente cayó al pasto, se tomó el tobillo izquierdo y un grito de dolor invadió el estadio. El partido se paró, compañeros y rivales pidieron la camilla y lo rodearon mientras era atendido de una fractura que lo alejó de las canchas por seis meses.
Fue un golpe duro para la carrera del "Trenecito", pero esa lesión lo fortaleció y para la campaña 2010/11 hizo historia al convertirse en el primer ecuatoriano en coronarse campeón de la Liga Inglesa y en jugar la final de la Liga de Campeones.
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Al año siguiente, Toño destrozó la Premier League y se alzó como estrella del Manchester United. El equipo finalizó la temporada sin títulos, pero la confianza, seguridad y entrega que Valencia irradiaba cada vez que saltaba a la cancha, enamoró a todos los aficionados del club. En cada partido daba más de lo que Sir Alex Ferguson le pedía y se quedó a una asistencia de romper el récord de David Beckham de más pases para gol en una temporada (14).
En 2012 sólo hubo un protagonista en la gala de los Premios al Jugador del Año. Antonio Valencia arrasó al llevarse la distinción por parte la afición y de sus compañeros, además el GOLAZO que le marcó al Blackburn fue elegido como el más lindo de esa temporada.
En 2012 sólo hubo un protagonista en la gala de los Premios al Jugador del Año. Antonio Valencia arrasó al llevarse la distinción por parte la afición y de sus compañeros, además el GOLAZO que le marcó al Blackburn fue elegido como el más lindo de esa temporada.
El de Ecuador siguió mejorando y a lo largo de la temporada 2012/13 jugó bajo la primicia de dejar el alma en la cancha; recibía golpes, le mandaban doble marca, pero siempre trataba de superar al rival y cuando le tocaba ayudar en defensa lo hacía sin poner peros. La recompensa a sus sacrificios llegó con el título 20 del United, mismo que ponía al equipo en lo más alto de la historia del fútbol inglés.
Bajo la dirección de David Moyes, Toño se perdió un poco, ya no tenía explosión por la banda derecha, sus centros eran imprecisos y al igual que el resto del equipo, dejó atrás ese año y se concentró en el futuro. Esa fue una temporada para el olvido, pero hay algo que siempre recordaremos: a Valencia jugando con el ojo morado ante el Olympiacos de Grecia. Ese partido era de vida o muerte y terminó con goleada del United por marcador de 3-0 frente a los griegos. Toño no podía ver nada con el ojo izquierdo, pero el dolor no lo sacó de la cancha ni minimizó su entrega, en ese partido se definió el estilo de juego del ecuatoriano: sangre, sudor y entrega total por el equipo.
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La temporada siguiente trajo un nuevo resurgir para Valencia, una lesión y la poca profundidad del plantel, retrasaron su posición en la cancha y paso de ser volante ofensivo a ser defensa por derecha; la lateral no era algo desconocido para el de Ecuador, pues con Ferguson ya había jugado en esa posición. El reto estaba ahí, aprender y adaptarse porque si no lo hacía, el United iba a sufrir más de la cuenta.
Al final, Toño cumplió con creces, fue el jugador de mayor experiencia en la base del equipo y lideró a los defensas en partidos y minutos disputados, fue el zaguero que más jugadas frenó y durante esa temporada sólo registró un error en defensa. Por algunos minutos volvió al ataque y todos gritamos cuando el puso un pase de gol a Wayne Rooney en el Clásico ante Liverpool.
Ahora, bajo las órdenes de José Mourinho, "El Trenecito" Valencia sigue siendo uno de los jugadores base del equipo. El ecuatoriano sigue jugando como lateral por derecha y su entrenador lo ha catalogado como uno de los mejores del mundo en esa posición. Mourinho ha llenado a Valencia con confianza, el jugador ha tenido un resurguir y sus buenas actuaciones lo han llevado a ser el capitán del Manchester United.
Nuestro ecuatoriano personifica al jugador ideal del Manchester United; es un hombre que luchó y que nunca se rindió, que es un profesional dentro y fuera de las canchas, que ve más allá del fútbol y marca la diferencia en lo social, que mantiene la disciplina y el compromiso con el equipo incluso cuando está de vacaciones. Ha tenido pocos escándalos, pero los mismos llegaron a su fin cuando su hija Domenica Valencia llegó a su vida.
A los 32 años de edad, Antonio Valencia es un hombre de familia que ha madurado y esa estabilidad en su vida personal se refleja en el terreno de juego. Le tomó un poco de tiempo, pero Valencia ya encontró la fórmula para canalizar su agresividad en intensidad, ahora lee mejor las jugadas y no se pierde en la cancha, es un jugador físico al que le sobra técnica, puede abrir espacios al jalar la marca de los defensas o al pasarlos con su velocidad y cuando tratan de agarrar al equipo en contragolpe, siempre reacciona a tiempo para evitar que nos agarren mal parados.
Rumbo a su novena temporada con el Manchester United, Antonio Valencia se presenta como líder y como un jugador sumamente completo que aún tiene los mejores años de su carrera por delante.
Al final, Toño cumplió con creces, fue el jugador de mayor experiencia en la base del equipo y lideró a los defensas en partidos y minutos disputados, fue el zaguero que más jugadas frenó y durante esa temporada sólo registró un error en defensa. Por algunos minutos volvió al ataque y todos gritamos cuando el puso un pase de gol a Wayne Rooney en el Clásico ante Liverpool.
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Ahora, bajo las órdenes de José Mourinho, "El Trenecito" Valencia sigue siendo uno de los jugadores base del equipo. El ecuatoriano sigue jugando como lateral por derecha y su entrenador lo ha catalogado como uno de los mejores del mundo en esa posición. Mourinho ha llenado a Valencia con confianza, el jugador ha tenido un resurguir y sus buenas actuaciones lo han llevado a ser el capitán del Manchester United.
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Nuestro ecuatoriano personifica al jugador ideal del Manchester United; es un hombre que luchó y que nunca se rindió, que es un profesional dentro y fuera de las canchas, que ve más allá del fútbol y marca la diferencia en lo social, que mantiene la disciplina y el compromiso con el equipo incluso cuando está de vacaciones. Ha tenido pocos escándalos, pero los mismos llegaron a su fin cuando su hija Domenica Valencia llegó a su vida.
A los 32 años de edad, Antonio Valencia es un hombre de familia que ha madurado y esa estabilidad en su vida personal se refleja en el terreno de juego. Le tomó un poco de tiempo, pero Valencia ya encontró la fórmula para canalizar su agresividad en intensidad, ahora lee mejor las jugadas y no se pierde en la cancha, es un jugador físico al que le sobra técnica, puede abrir espacios al jalar la marca de los defensas o al pasarlos con su velocidad y cuando tratan de agarrar al equipo en contragolpe, siempre reacciona a tiempo para evitar que nos agarren mal parados.
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