Wayne Rooney, el despertar de un guerrero

Pocos futbolistas tienen la capacidad de representar el emblema y los valores de un club, y Wayne Rooney es uno de ellos. Cualquier futbolero que escuche el nombre del futbolista inglés automáticamente pensará en el Manchester United y es que Wayne se ha ganado ese reconocimiento gracias a su capacidad como jugador y como líder, dentro y fuera de la institución. En sus primeros años como jugador de los Red Devils, se le conocía como el Chico Malo, pues era un joven con un carácter muy peculiar y que en ocasiones se dejaba ganar por el calor del juego, pero con el paso de los años ha madurado y ha aprendido a controlar sus demonios.

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Pero eso sí, en los terrenos de juego, Rooney nunca dejó de ser un demonio; su visión de juego, voracidad, verticalidad, potencia y olfato goleador han sido las cualidades que lo han acompañado a lo largo de su carrera, no por nada es el máximo anotador para un mismo club en la historia de la Premier League con 176 goles y está a pocos tantos de superar al mítico Sir Bobby Charlton, leyenda del United, como máximo anotador del club inglés.

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A pesar de que en las últimas temporadas el rendimiento general del equipo no fue el mejor, Wayne siempre se mantuvo a un buen nivel. Sin embargo, en ésta campaña, la responsabilidad del chico malo es aún más grande, porque, al perder a dos de sus principales socios en la zona ofensiva (Robin van Persie y Javier "Chicharito" Hernández), el peso del ataque recaería sobre sus hombros. La posición de Wazza ha variado a medida que se ha hecho más maduro: comenzó siendo un nueve, pero a lo largo de su carrera como jugador del United ha pasado por todos los puestos del mediocampo hasta llegar a convertirse en una especie de mediapunta. Pero en esta ocasión, debía volver a ser ese delantero centro hambriento y voraz de sus inicios, situación que mantuvo a todos a la expectativa, pues no estaban seguros de que Roo fuera capaz de volver a ser ese atacante letal que un día fue.

El inicio de campaña 2015/2016 fue muy dubitativo para Rooney: pasó de marcarle un hat-trick en la ronda previa de clasificación de UEFA Champions League al Club Brujas, hasta ligar muchos partidos sin ver puerta; o peor aún, jugando muchos encuentros y pasando desapercibido, siendo víctima de múltiples burlas, memes y duras críticas de la prensa inglesa y de todo el mundo futbolístico. Tan bajo fue el nivel mostrado por Wayne que encendió la alarma por parte de la fanaticada, los mataba la incertidumbre y la duda de saber si el eterno capitán sería capaz de volver a su antiguo estado de forma. Muchos de ellos (hinchas), pedían su suplencia; otros, su traspaso. Eran pocos los que creían en su despertar. Afortunadamente para Wayne, el largo 2015 terminó y al parecer se llevó consigo las malas actuaciones.

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El Bad Boy comenzó el 2016 con el pie derecho: ha marcado cinco goles y ha repartido una asistencia en cuatro encuentros disputados, tres en liga y uno por FA Cup. Lo más destacable de sus recientes actuaciones es que, cuando el club clamaba a gritos por ayuda, apareció la mejor versión de Wayne Rooney para echarse el equipo al hombro y ser determinante cuando se necesite garra para ganar los partidos. Los goles del capitán han servido para conseguir siete puntos de nueve posibles en liga y avanzar de ronda en la competición de fútbol más antigua (la FA Cup). Sin duda alguna, se echaba de menos a este combatiente, y se le agradece que su despertar se haya dado en el momento que más se le necesitaba. Cuando el juego de conjunto parecía no responder, apareció como un héroe para revertir la situación. El capitán representa eso. Un guerrero, una leyenda mancuniana que, por más difícil que se presente la situación, sacará la casta y seguirá dejándose la vida por el club de sus amores.

Es muy importante para Manchester United que su capitán se mantenga constante con las buenas actuaciones, ya que, a veces, se necesita más corazón que fútbol para lograr objetivos y Wayne Rooney ofrece eso.