OPINIÓN: La filosofía está en marcha

Alan Jacoby || RDU.- El Manchester United necesitaba quedar eliminado de la FA Cup de local y contra el Arsenal. Fue una lección. Un golpe que dolió, sin dudas. Pero sirvió. Después de ese partido, todo cambió para bien, el equipo no paró de ganar, juega un fútbol convincente, repite el once inicial y se agranda en los partidos importantes. 
Foto: @UtdPhotos
Hasta ese partido, el equipo fue un desconcierto. No tenía una idea clara de juego, dependía mucho de lo que pudiera inventar Rooney, aprovechaba los buenos momentos de Fellaini y Young, y si Valencia tenía una buena tarde o no. La línea de tres (o cinco) defensores parecía abandonada, pero el equipo seguía jugando al pelotazo, con imprecisiones y desatenciones defensivas. Louis van Gaal fue muy criticado y estaba claro que no se podía seguir así.

En los tres partidos siguientes —Tottenham, Liverpool, Aston Villa— apareció la idea del entrenador plasmada en el campo de juego. Por fin. Ya se logró lo más importante luego de alcanzar una identidad: repetir el rendimiento, el resultado a favor y la base del equipo en distintos partidos. Se enfrentaron rivales complicados y se lograron los nueve puntos con una superioridad notoria. El ánimo es otro, se sufren menos los partidos, se goza haberle ganado al eterno rival durante todo el año, se disfruta.
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El conformismo fue dejado de lado al tiempo que se levantó la bandera de la ambición. Ya no alcanza ganar, hay que jugar bien. No es suficiente hacer goles, hay que hacer golazos. No hay rivales desconocidos, hay que saber cuáles son sus virtudes y debilidades. No se puede especular, hay que ser protagonista. David De Gea ya no es la figura de la cancha, es el equipo. Conservan la pelota y la pasan a un compañero, simple como eso. No hay que conducir demasiado. Tampoco buscar el pelotazo para los delanteros que reciben de espaldas. Intentan siempre presionar cuando se pierde el balón para recuperarlo más rápido. Y también saben aprovechar los momentos de los partidos y las situaciones de gol. Todo lo mencionado está siendo logrado por el Manchester United.

Valencia y Blind parecen consolidados en las bandas, corren todo el partido, suben al ataque con criterio y siempre son una buena opción para descargar y abrir la cancha. La pareja de centrales es Jones-Rojo, con Smalling acechando por un lugar muy de cerca, y se encargan de achicar hacia adelante para que sea un equipo corto. Se plantan en mitad de cancha cuando están en ataque y todos se defienden con la pelota en su poder.

Carrick es el equilibrio. Compensa al equipo cuando queda un hueco defensivo, sabe marcar el ritmo, y la última vez que erró un pase fue en la época que a Ferguson no le gustaba mascar chicle. A su derecha, Ander Herrera, el de los goles estéticos. Es esencial poseer un jugador de tanta técnica para un equipo que pretende tener la posesión y saber cuidarla. Creció muchísimo desde que llegó. Si no jugaba antes, era porque van Gaal creía que el equipo se desbalanceaba, algo que ya no sucede.

El mediocampo se completa con Fellaini, que es un falso pivote porque se suelta y termina jugando de delantero. Jugando de Fellaini. Cumple las dos tareas muy bien, le agregó gol a su juego y sigue confirmando su buen momento. Es el hombre al que el entrenador más llenó de confianza. Hoy, es inamovible. Los extremos son Mata y Young. El español tuvo su tarde consagratoria en A̶n̶f̶i̶e̶l̶d Juanfield y se ganó el amor de todos. Está lleno de confianza, hace goles importantes, y cada vez juega mejor. El wing izquierdo está teniendo la mejor temporada de su vida. El Pavel Nedved inglés es pura regularidad, cumple siempre y no puede faltar. Y adelante, juega un tal Rooney.

El estilo definido permitió que los que ven menos minutos también puedan acoplarse al circuito de juego con más comodidad. Falcao ya no es aquel que queda desconectado de todos los compañeros. Di María está teniendo veinte minutos en los que debe demostrar, y le sobra tiempo para dar un par de asistencias y colaborar en el despliegue físico.
Foto: Getty Images
Louis van Gaal está muy conforme con lo que está viendo, se pone contento cuando lo elogian —después de tantas críticas— y sabe que debe seguir mejorando. El desafío es que el rendimiento y la presión duren los noventa minutos, y tal vez City y Chelsea no sean los rivales más cómodos para lograrlo, pero se debe insistir en la idea que tanto tardó en aparecer. El Manchester United tiene, por primera vez en la temporada, una clara identidad de juego, que se aprecia, se valora y hay que cuidar. La filosofía de van Gaal está en marcha.


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Alan Jacoby
. Periodista integral y deportivo. Argentino.

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